viernes, 16 de diciembre de 2016

RECOMENDACIÓN: "LA ÚLTIMA GALERA DEL REY", DE RICARD IBAÑEZ

"Hijos, a morir hemos venido, o a vencer si el cielo lo dispone. No deis ocasión para que el enemigo os pregunte con arrogancia impía ¿Dónde está vuestro Dios? Pelead en su santo nombre, porque muertos o victoriosos, habréis de alcanzar la inmortalidad".


Valladolid, 1605, a la puerta de la morada de  Don Miguel de Cervantes Saavedra se presenta un extraño individuo, que dice conocerlo. 

A raíz de esa visita, que acabará con una muerteCervantes evoca los tiempos de su juventud: su huida de Madrid, su alistamiento en el Tercio Viejo de Nápoles, los amores, los duelos, las luchas en el Mediterráneo contra los Corsarios de la Media Luna, para, finalmente, acabar en Lepanto, la última gran batalla de Galeras que se libró en el Mediterráneo, y la última en la que peleó un Príncipe de la Cristiandad a bordo de una nave de guerra.

El Sultan del Imperio Turco, Selim II, era un hombre de crueldad afamada, negligente, avaro, al que gustaba el vino en demasíaSu obsesión por el poder le cegó hasta el punto de eliminar, como herederos, a sus hermanos Mustafá y Bayaceto.

Las bodegas de la poderosa armada turca portan un ejército de asesinos, ladrones y violadores sedientos de sangre y vino, comandado por el experimentado Almirante Alí Pachá. Su misión, arrancar, de manos del infiel, todas las tierras que hubieren pertenecido al Islam. 

En frente, la escuadra de la Liga Cristiana comandada por Don Juan de Austria, quién, a su vez, cuenta con el apoyo de sus lugartenientes Don Álvaro de Bazán -probablemente el mejor marino de la flota-, Don Alejandro Farnesio, Don Luis de Requesens y Don Juan Andrea Doria; así como con los Comandantes de las armadas veneciana, Don Sebastián Veniero, y pontificia, Don Marco Antonio Colonna.

Las naves otomanas arremeten contra las cristianas. Setenta y siete mil turcos  se enfrentan a sesenta y cuatro mil cristianos, que venderán cara su libertad. 

En la galera "Marquesa", hay un soldado español, Miguel de Cervantes, aquejado de fuertes fiebres. Su Capitán le aconseja retirarse por no estar en condiciones de combatir, pero el bravo Cervantes le responde "más quiero morir peleando por Dios y mi Rey que mi salud, y suplico que me ponga en la parte y lugar que sean más peligrosos, y allí estaré y moriré combatiendo".

Cervantes, haciendo honor a su palabra, peleará hasta ser alcanzado por los arcabuces otomanos, que le golpearán en el pecho y el brazo izquierdo.

Con su tesón, coraje, rabia y furia; los ejércitos de la Liga Cristiana conseguirán teñir la cuenca mediterránea de la sangre infiel.

Alí Pachá es herido de un disparo de arcabuz en la frente y cae al primer banco de remeros, allí, un galeote cristiano arranca el sable a un moribundo que tiene cercano y de, un solo golpe, da muerte al Almirante turco. La cabeza de Alí Pachá es clavada en una pica de los Tercios.

En la "Sultana" es arriado el gigantesco estandarte verde que Selim II le había entregado a su favorito Alí Pachá y al que se llamaba "Bandera de los Califas", estandarte que llevaba bordados en oro los versículos del Sagrado Corán y el nombre de Dios repetido veintiocho mil veces, .e izado el de la Liga Santa.

Es entonces cuando brota del pecho de los combatientes cristianos un grito estentóreo de victoria que atruena los cielos.

Ricard Ibañez se remonta en el tiempo para construir un excelente relato, vibrante  a la par que documentado, sobre la primera derrota naval del Imperio de la Media Luna, que, hasta ese momento, no había cesado de acrecentar su poder, derrota que impidió que el Turco llegará a controlar todo el Mediterráneo.

"La Última Galera del Rey", que fue publicada por la editorial Planeta en 2008, tiene 352 páginas.


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