domingo, 23 de abril de 2017

RECOMENDACIÓN: "KOOLAU EL LEPROSO", DE CARLOS GIMÉNEZ


Y porque están enfermos les quitan su libertad. Han obedecido las leyes, no han hecho daño a nadie y, sin embargo, quieren encerrarlos en oscuros calabozos.

Sí, Molokai es un calabozo. Allí se llevan a los enfermos. Para aislar la epidemia, según dicen. Pero lo cierto es que, nadie vuelve de Molokai.

Hace siete años se llevaron a la hermana de Niule a Molokai y ya no la ha vuelto a ver. Ni la volverá a ver jamás en la vida. Allí ha de permanecer hasta morir. Ella no lo quería, Niule tampoco. Pero tal es la voluntad de los hombres blancos que imperan sobre la tierra de la antaño poderosa tribu Kanaka.

¿Y quienes son esos hombres blancos? Todos lo sabemos. Nuestras eran las islas, porque eran de nuestros padres y de nuestros abuelos. Pero los hombres blancos vinieron un día como si fueran mansos corderos,  hablando con humildes y afectuosas palabras porque nos temíanEntonces eramos muchos y poderosos, y las islas eran nuestras

Vinieron dos clases de hombres blancos, los unos suplicaban que les concediéramos nuestra generosa autorización para predicar la palabra divina, los otros pedían permiso para comerciar con nosotros. Así comenzó nuestro pesar.

Hoy son suyas las islas enteras, la tierra entera, los rebaños, las casas y los hombres, todo pertenece a los hombres blancos y los Kanakas no tenemos nada.

Tanto los que predicaban la palabra divina, como los que predicaban las excelencias del ron, arramblaron con todo y se hicieron amos y señores de las islas.

Aquéllos que llegaron desnudos, hoy lo poseen todo y viven como Reyes en casas enormes, con numerosas habitaciones y criados que les atienden y sirven.

Y cuando cualquiera de los Kanakas pide algo con que aplacar el hambre, los hombres blancos se ríen y le contestan: "bien está, ¿por qué no trabajas? ahí tienes las plantaciones".

Nuestro era el país y he aquí que hoy nada nos queda. ¿Qué nos dieron aquellos predicadores y charlatanes? ¿Habéis recibido una sola migaja por la tierra perdida? Y, sin embargo, los hombres blancos se han hecho dueños del país.

Nos dicen que vayamos a trabajar la tierra, la tierra de ellos, para que suyo sea también cuanto produzcamos con nuestro sudor y trabajo.

En los días lejanos, antes de que los hombres blancos vinieran, no había necesidad de trabajar y ahora, cuando estamos enfermos, nos quieren quitar la libertad

Pero, ¿quien trajo la enfermedad a Koolau?. Como no queríamos trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, aquellas plantaciones que sustituyeron a los pastizales dónde apacentábamos nuestros caballos, los hombres blancos trajeron de allende los mares multitud de esclavos y con ellos vinieron las enfermedades que ahora padece nuestro pueblo.

Y hoy nos quieren llevar a Molokai. Pero aquí hemos nacido y aquí moriremos, en la tierra que amamos y que nos vio nacer.

Mañana desembarcarán soldados, los que tengan el corazón débil que se vayan con ellos a Molokai, pero que sepan que jamás regresarán con vida de ese lugar maldito.

Nosotros nos quedaremos en nuestra tierra y la defenderemos. Tenemos fusiles, conocemos las estrechas sendas de las cabras, por dónde los hombres han de arrastrarse uno por uno.

Koolau el Leproso defenderá la senda contra mil soldados blancos que se presenten, Koolau el Leproso hará que los soldados blancos vuelvan más que deprisa a Molokai.

Koolau el Leproso es un hombre libre, nunca hizo daño a nadie, únicamente pide que le dejen en paz. Libre ha vivido y libre quiere morir. Y, por ello, no se rendirá jamás

Escrito y dibujado magistralmente por Carlos Giménez, "Koolau el Leproso", que fue publicado por ediciones Glénat en 2001, tiene 48 páginas en blanco y negro.

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